Juan Martín Del Potro está en un nivel altísimo. De elite. Sin embargo, está un escalón por debajo del podio mundial. Literalmente, ubicado en el cuarto lugar del ranking ATP, el tandilense reveló sus debilidades ante un impecable Rafael Nadal.

El cachetazo fue contundente en las semifinales en Roland Garros: cayó en tres sets seguidos por 4-6, 1-6, 2-6. El balance es más que positivo: el tandilense, después de una lesión que lo tuvo al margen algunos días, recuperó su mejor versión y dejó una imagen más que auspiciosa en tierra parisina.

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Del otro lado, estaba ni más ni menos que Rafa, uno de los mejores tenistas de la historia que sabe bien qué implica reinventarse y revelar su vigencia en la cancha. Más si se trata del polvo de ladrillo. Hoy, como suele suceder, brilló ante el argentino y va por el título, el domingo en la final ante Dominic Thiem.

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Sin lugar a dudas, Rafa Nadal se convirtió en la verdadera pesadilla de la legión argentina en Roland Garros, dejando primero afuera a Diego Schwartzman y luego al tandilense. Con un tenis estelar, el español expuso su magia con la raqueta y se encamina a llevarse el torneo europeo.

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El tandilense dejó escapar la chance de disputar su segunda final de Grand Slam (la otra había sido en el US Open de 2009, cuando derrotó al suizo Roger Federer) y también la posibilidad de quedar tercero en el ranking ATP por primera vez en su carrera