Alexis Raúl Guerrera nació a 355 kilómetros de su nuevo lugar de trabajo, el Ministerio de Transporte nacional, que lo tendrá como titular en reemplazo del fallecido Mario Meoni. Los ciudadanos de su localidad natal, General Pinto -al noroeste de la Provincia de Buenos Aires-, lo votaron cuatro veces como intentendente entre 2003 y 2019, por lo que se erigió allí como un innegable referente político. 

Pero no todo empezó en 2003. Guerrera, profesor por oficio y formación, entró a los 25 años en el complejo mundo de la política argentina, y no fue precisamente en un lugar subordinado: estuvo al frente de la Juventud Peronista de su ciudad. Poco después, a los 28, ya figuraba en diversas listas de candidatos locales y provinciales. Su puerta de ingreso a la gestión pública se dio en 2001, cuando fue concejal de la cuarta sección. 

En 2016, el ahora ministro de Transporte se sumó a las filas de intendentes del Frente Renovador de Sergio Massa, con quien lo une una estrecha relación. Tres años más tarde, cuando Alberto Fernández ganó las elecciones presidenciales de 2019, Guerrera se mudó a los pasillos de la Legislatura bonaerense como diputado provincial del Frente de Todos, la coalición gobernante de la que ya formaba parte el presidente de la Cámara de Diputados. 

En su paso como legislador acompañó y promovió proyectos relacionados con su profesión. Un ejemplo: la creación del Programa de Emergencia Sanitaria y Alimentaria de Educación Superior para estudiantes de nivel avanzado de la Provincia. Por otro lado, propuso la creación del Instituto Provincial contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo. 

Luego de un año, y con varias sesiones en su haber, Guerrera cambió de oficinas. A fines de 2020 asumió como presidente de Trenes Argentinos Infraestructura. En ese puesto concretó, entre otras cosas, un fuerte plan de obras de modernización junto a Mario Meoni, a quien a partir de hoy, cuando le tome juramento el presidente Fernández, reemplazará como ministro de Transporte. No son las circunstancias más deseables, pero 20 años después, Guerrera comienza a probar el vuelo político nacional.