Su llegada a River fue cuestionada. Los u$s 14 millones que el Millonario pagó por Lucas Pratto parecían mucho para hinchas, periodistas e incluso para dirigentes de otros clubes. Daniel Angelici, presidente de Boca, afirmó en su momento que no pagaría lo que River por Pratto porque, dada la edad del jugador, no tenía "valor de reventa".

También le costó adaptarse. Incluso si se miran las estadísticas, Pratto, que actualmente se desempeña como centrodelantero, no está cerca de los números que ha manejado en otros clubes, ya sea en esa posición o un poco más retrasada. Sin embargo, el big data no lo es todo y "el Oso" se ganó en poco tiempo el corazón de los hinchas del modo en que se conquista a los fanáticos de equipos importantes: haciendo goles importantes y contra rivales importantes.

Verdugo de Boca en ambas finales de la Copa Libertadores, los hinchas del club que dirige Marcelo Gallardo ya no lo discuten y aparece en la renovación de un plantel que por sus logros llegó a la vidrieda del mundo y perdió -o podría perder- a jugadores claves, como el Pity Martínez y Jonatan Maidana, como uno de los experimentados al que "van a tener que echar" para que deje River.

Su personalidad afuera de la cancha también lo distingue. Mientras Marcelo Gallardo prefirió no polemizar sobre las declaraciones del presidente Mauricio Macri, cuando lo llamó "culón, Pratto salió a responderle a la máxima autoridad del país: "Se puede tener suerte un partido, no cuatro años y medio". Si algún día la pregunta fue quién debe ser el delantero de River, ahora la búsqueda es por un compañero de fórmula para "el Oso". 

A pesar de sus aforismos taquilleros, esconde un pasado Xeneize que hoy se encarga de enterrar, aunque un día soltó: "Era fanático de Boca". En la vereda opuesta, se burla del club al que supo pertenecer y responde con goles al llamado que nunca llegó.