A los 91 años Clint Eastwood vuelve a dirigir, producir y protagonizar una película. La leyenda viva del cine, en este caso, interpreta a Mike Milo, un ex entrenador de caballos para rodeos (algo parecido a la doma de Argentina) que deberá pagar varios favores a su ex empleador, Howard Polk. El compromiso con esa misión lo llevará a México, a encontrarse con situaciones que ya no esperaba transitar y a tener que elegir entre cumplir la palabra y seguir sus sentimientos.

Cry Macho: Clint Eastwood en estado puro

La historia comienza en Texas, en 1979, y específicamente en el momento donde el empleador de toda su vida despide a Mike por llegar tarde. Un año después de ese episodio, quien lo había echado vuelve por ayuda y con el pedido de saldar una deuda. El mismo consiste en que Mike vaya hasta México a buscar a Rafo (Eduardo Minett), el hijo de su ex empleador, de casi 13 años, que está del otro lado de la frontera junto a su madre. La idea o excusa del personaje interpretado por Dwight Yoakam es que Mike, con su estilo de vaquero y su experiencia, convenza al joven para que regrese a Estados Unidos y se reúna con su padre.

Pero Mike no tiene ganas de nada. En la conversación inicial se menciona que esa llegada tarde a trabajar no fue la única y que hace rato la vida dejó de tener cierto sentido para el personaje interpretado por Clint Eastwood. Pero accede porque hace muchos años, luego de un accidente en un rodeo y de haber perdido a su familia, el único que le dio una mano fue su antiguo empleador. Con toda esta información y en apenas 10 minutos de metraje, comienza la bella y disfrutable Cry Macho.

Cry Macho: Clint Eastwood en estado puro

Clint Eastwood se vuelve a meter en una historia de familias quebradas como en La Mula, pero en un rol más de redención activa. Su personaje decide devolver favores pese a no tener paciencia ni energía para ello. En el camino deberá sortear varios peligros (una mujer sexy pero de cuidado, unos matones, a la policía local, entre otros) pero por sobre todo doblegar la voluntad de un joven sin límites y acompañado de un gallo de riña llamado Macho que le da el título a la película.

Cry Macho: Clint Eastwood en estado puro

Esta relación entre el jovencito lleno de energía y de fuerte carácter, y Mike, un lúcido Clint Eastwood interpretando a un tipo empujado por la obligación de cumplir con su palabra, será el motor que llevará al espectador hasta el final de la historia. En el medio, un drama lleno de obstáculos que impedirá al trío protagonista cumplir su objetivo, pero también brindará algunas de las mejores experiencias para Mike, Rafo y Macho.

Basada en la novela homónima de N. Richard Nash y adaptada por Nick Schenk, quien ya trabajó con Eastwood en Gran Torino y La Mula, dos de los mejores trabajos del director en el siglo XXI, Cry Macho no es un drama profundo como sus obras recién mencionadas, pero cumple con varios ítems para mantenerse en el género. Además, transita otros donde el director brilló como el western (Eastwood contó que volvió a subirse a un caballo para una de sus películas luego Los Imperdonables, 30 años antes), la comedia y el cine romántico, porque si hay algo que deja en claro Eastwood es que para el amor no hay edad.

Cry Macho: Clint Eastwood en estado puro

Desde lo conceptual, la inclusión del gallo y que se llame Macho también juega un papel importante dentro de la historia: el romper con el concepto del hombre fuerte, del macho que debe enfrentarse a la adversidad sin sufrir miedo o consecuencias. Hay un juego interesante por parte de Eastwood en volver a las raíces desde el estereotipo de vaquero domador de caballos, pero con conceptos renovados (de hecho, Eastwood trata de resolver todos los conflictos sin casi portar un arma). Incluso dentro de la película, el repensar el concepto de… se hace explícito a través de las palabras del protagonista. Un camino que viene haciendo el director hace varias producciones.

Dato no menor: toda la película se filmó en plena pandemia y fue uno de los de la primera camada de directores que quiso volver al ruedo. Junto Albert S. Ruddy, productor también de la edad de Eastwood (91), Cry Macho se convirtió en una celebración del séptimo arte por rescatar un proyecto que llevaba 30 años dando vueltas en Hollywood, sumarse de lleno al proyecto en plena recesión mundial por el Coronavirus y hasta participar activamente de distintas etapas del film.

Cry Macho: Clint Eastwood en estado puro

Sin ser una obra maestra, Eastwood vuelve a demostrar que su mirada, perspectiva y poder narrativo siguen intactos y que, por sobre todo, sabe elegir sus papeles como muy pocos actores lo hacen o hicieron en la historia de Hollywood. Con Cry Macho exhibe toda su sensibilidad, pero también que se maneja como nadie en la comedia, el romance o el western salvaje. Sin dudas, una imperdible en la oferta cinematográfica de la semana, del mes y del año entero.