Lanús es el segundo distrito más densamente poblado del país, después de CABA. Viven unas 550.000 personas en apenas 48 kilómetros cuadrados y hay treinta villas, seis asentamientos precarios y un complejo habitacional. En esas condiciones viven casi 200.000 personas, es decir, más de un tercio.

En ese municipio, desembarcó a fines de 2015, a pedido del intendente electo Néstor Grindetti, Diego Kravetz para hacerse cargo de la seguridad. Medio lustro después, el funcionario publicó el libro "Corré, cagón" -un título que impacta sin mediaciones- donde combina un balance de su gestión, con sus experiencias personales y algunas conclusiones que pueden servir para orientar la política en una dimensión sumamente conflictiva para el país.

"Corré, cagón": una historia sobre la lucha contra la inseguridad en el conurbano

En ese sentido, la publicación del jefe de gabinete municipal abarca un amplio espectro que puede sentirse interpelado, desde aquellos thin thank que se proponen pensar la inseguridad en la Argentina hasta un público masivo interesado en las historias concretas de la lucha contra el narco en villas y asentamientos.

La burocracia, un gigante con pies de barro

Lanús pertenece al departamento judicial de Lomas de Zamora, que abarca varios partidos: Lomas, Echeverría, Ezeiza, Almirante Brown, Avellaneda y Lanús, más de tres millones de personas. "El tercero más conflictivo de América", precisa Kravetz para dar dimensión del universo que implica (tanto en materia de personas como de mediaciones judiciales y burocráticas).

El libro relata situaciones concretas que atravesó el funcionario, varias de ellas que logran sorprender y atrapar al lector. Sin ir más lejos, la publicación comienza con una anécdota difícil de pasar por alto. Kravetz relata un allanamiento de rutina en Villa Sapito en las vísperas de la Navidad de 2016, a un año de asumido el cargo.

Durante ese procedimiento, el hallazgo de una casilla clausurada que había sido violentada para volver a vender droga termina con una situación de confrontación del jefe de gabinete lanusense con los delincuentes.

"En un movimiento entre torpe y desorientado, el flaco se tiró a agarrar la pistola. La amenaza había sido bastante contundente y, a pesar del miedo, con mi compañero hicimos lo único que nos salió para protegernos: tirarnos encima suyo para evitar que agarrara el arma", cuenta Kravetz.

El cierre de la historia, por supuesto, ayuda a dar sentido a la provocación en el título: "Pudimos inmovilizarlo. Yo me senté arriba suyo mientras el muchacho gritaba como un loco. —¡Cuando salga te voy a buscar y te voy a romper bien el orto! ¡Bien el orto te voy a romper! La escena duró cinco minutos, pero a mí me parecieron seis días hasta que llegó la Bonaerense".

Las dos caras de la seguridad

Sin embargo, la publicación no da cuenta solamente del uso de la fuerza para repeler el delito en el distrito y da un amplio lugar a las políticas de prevención social y de reparación. Por un lado, el fuerte trabajo con un centro de monitoreo que funciona las 24 horas del día y dispone de un sistema de más de 380 cámaras.

Por otro, el libro cuenta distintas historias como un joven que Kravetz conoció en una recorrida y al que le dio un trabajo en la municipalidad para sustraerlo de las presiones del delito organizado o el caso de la mamá del chico asesinado que luego se transformó en una vital colaboradora.

“Corré, cagón”, en síntesis, condensa con una multiplicidad de recursos, desde lo disruptivo y lo anecdótico hasta información concreta y datos duros, los cinco años de gestión de Kravetz en Lanús, donde el municipio se convirtió en uno de los más seguros del conurbano. Eso, claro, es el primer activo que invita a sumergirse en la lectura.