Este lunes a la noche, Amy Coney Barrett juró como jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos. El juramento fue tomado por su colega Clarence Thomas en la Casa Blanca, ante la mirada atenta de Donald Trump. El presidente la había propuesto a Coney Barrett una semana después de la muerte de la progresista Ruth Bader Ginsburg.

Horas antes del juramento, el Senado, de mayoría republicana, la confirmó con 52 votos a favor y 48 en contra. La confirmación de Coney Barrett significa una mayoría conservadora de 6-3 en la Corte. Esta disparidad no se presentaba desde el primer gobierno de Franklin Delano Roosevelt.

En ese entonces habían cuatro magistrados conservadores que siempre votaban en bloque -conocidos como "los cuatro jinetes" (del Apocalipsis)-, tres jueces liberales y otros dos que apoyaban a los conservadores en sus votos.

Su nuevo cargo lo asume a días de las elecciones presidenciales. Como era de esperar (y de temer por los progresistas), el mandatario no escuchó el pedido de esperar a nominar a su candidato luego de las elecciones. Trump logró que el cargo vacante en el Máximo Tribunal de Justicia quede ocupado por la antítesis a “Notorious RBG”.

Los conservadores la señalan como la versión femenina del fallecido juez Antonin Scalia, con quien trabajó y quien supo encarnar un paradigma de la Justicia bajo la administración republicana. Desde que fue propuesta por Trump, la derecha apoyó la candidatura de la jueza ultracatólica.

Del Séptimo Circuito a la Corte

En 2017, la candidata de Trump se convirtió en jueza de la Corte de Apelaciones del Séptimo Circuito norteamericano que incluye Indiana, Illinois y Wisconsin. Trump la nominó para ese cargo.

Antes de ser magistrada, trabajó como abogada y profesora de derecho en Notre Dame, universidad donde egresó en 1997. En la casa de estudios fue jefa de los editores del Notre Dame Law Review.

Barret y su esposo Jesse
Barret y su esposo Jesse

Oriunda de Nueva Orleans, a sus 48 años tiene siete hijos, cuatro nenas y tres nenes. Dos de ellos son adoptados (provienen de Haití). Está casada con el abogado Jesse Barret, y ambos integram People of Praise, un pequeño grupo que enseña que las esposas deben obedecer a sus maridos.

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¿Peligra el derecho al aborto?

La autora Margaret Atwood, creadora de The Handmaid's Tale, explicó en distintas oportunidades que su novela futurista se inspiró en una secta religiosa People of Praise.

"A todos los miembros masculinos y solteros de People of Praise se les asigna un asesor personal de su propio sexo, originalmente llamado 'jefes' para los hombres y 'sirvientas' para las mujeres", sostiene el diario londinense Daily Mail.

El periódico de Inglaterra señaló que Barrett ocultó que era miembro del grupo religioso a los senadores que la eligieron como jueza cuando estuvo ante el Comité de Justicia en 2017.

Una de las promesas de Trump era nombrar a los jueces de la Corte que revocarían el fallo histórico Roe v. Wade, que estableció el derecho al aborto en Estados Unidos en 1973. Desde ese entonces, la mayoría es disputada por demócratas y republicanos con una de sus principales batallas alrededor del acceso legal a la interrupción del embarazo.

Antes de ser elegida por el Senado, sus integrantes le hicieron preguntas sobre diversos temas. Barrett eludió  la pregunta de la senadora demócrata Dianne Feinstein sobre si estaba de acuerdo con su mentor (Scalia), en que Roe vs. Wade se resolvió mal y debería ser anulado. Finalmente, la jueza dijo que sus "opiniones religiosas morales personales" son diferentes a su tarea de aplicar leyes.

Barrett no respondió si estaba de acuerdo o no con su mentor, tampoco contestó si consideraba si la criminalización de la fertilización in vitro era constitucional. A su vez, se negó a decir si respaldaba a Scalia en sus críticas al fallo Obergefell v. Hodges que legalizó el matrimonio homosexual en Estados Unidos desde 2015.

El juramento de Barrett, que ya dictó sentencias alineadas con los sectores más conservadores en casos vinculados con la portación legal de armas y la inmigración, podría dar vuelta la situación actual luego de 47 años. Las dos veces que votó en casos sobre aborto, apoyó restricciones para la práctica.