El fin de la inflación fue, tal vez, una de las principales promesas de campaña del presidente Mauricio Macri. Entocnes candidato, el dirigtente del PRO señaló que terminar con la inflación sería algo "facilísimo", haciendo hincapié en que la mayoría de los países, tanto de la región como aquellos más desarrollados, no tenían un aumento de precios superior al 10%.

En su primer año de mandato, en 2016, los precios escalaron notablemente. Sin embargo, desde el oficialismo argumentaron que esto se debió a que el gobierno anterior había dejado algunas "bombas" que era necesario desactivar para que la caída de precios comenzara, como el cepo cambiario, el alto déficit fiscal y la política tarifaria atrasada que llevaba adelante el kirchnerismo.

En el 2017 las cifras mejoraron para el Gobierno. Si bien las proyecciones afirmaban una inflación de 17 por ciento, las cifras terminaron siendo cercanas al 25%. La tendencia bajista en pleno año electoral fortaleció al Poder Ejecutivo, que ganó las elecciones en todo el país, obteniendo más del 40% de los votos.

Sin embargo, en 2018 la economía volvió a sufrir duros embates. Dos corridas cambiarias que llevaron a una devaluación del peso frente al dólar a más del 100% configuraron una inflación que escaló hasta casi 50%, también potenciada por el aumento de las tarifas y los combustibles.

De esta manera, Cambiemos cerró su peor año en materia de inflación. En el 2019, el presupuesto estipula que la misma debería rondar el 23%, pero los privados estiman que será más cercana a 30%. Otro año de alta inflación podría generarle complicaciones en materia electoral, ya que mostrarían una incapacidad para cumplir con la promesa de campaña más importante del presidente.

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