Mientras se desempeña como jurista en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti se tomó su tiempo para redactar un ensayo en el que desanda las causas que rodean a los prejuicios del ser humano, al rechazo instantáneo por lo diferente.

Para ilustrar su argumentación, utilizó a Frankenstein, el mítico monstruo de la novela, a quien se encarga de postular como una víctima. No importará la capacidad que tenga Frankenstein para demostrar amabilidad, cariño o enseñanzas, siempre será rehusado por su apariencia.  

El juez se encarga de plantear a la estética como una variable determinante. Lo bueno será lo lindo y lo malo se vinculará con lo feo. De allí el ejemplo del autor: Víctor Frankenstein se aleja de su propio invento, abandona a la criatura que él pergeñó por el mero hecho del temor que le genera encontrarse con algo contrario a lo que deseaba. 

Con el paradigma de Frankenstein, invita Rosatti a reflexionar sobre los prejuicios en su libro

Rosatti traza así un paralelismo con la sociedad: el monstruo, por presentar un aspecto repulsivo, expone todo lo que nosotros no queremos ser, lo cual revela las penurias de la humanidad. Frankenstein culmina apartándose del mundo, ante el rechazo constante de todo lo que le rodea. 

En medio del clima de tensión que rodea al máximo tribunal y a los desencuentros políticos que derivaron de los últimos fallos de la Corte, el magistrado invita a realizar una reflexión profunda sobre los prejuicios, lo que involucra a todos los habitantes del mundo por igual. El libro, de la editorial Taurus, se puede adquirir a $430.