Pese a que la intención de voto de Mauricio Macri no entrega garantías de reelección y la marca Cambiemos no repunta a nivel nacional, el manual comunicativo de la coalición no presenta fisuras. Polarización extrema y el pronóstico de un triunfo en el ballotage son los bastiones que sustentan los argumentos del gabinete, los cuales hoy replicó Horacio Rodríguez Larreta en la mesa de Mirtha Legrand. 

El jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires afirmó que confía en que el presidente se impondrá ante Cristina Fernández de Kirchner en la segunda vuelta, ya que no tiene dudas de que la gente no quiere volver al pasado. En este sentido, contó que no tuvo el "disgusto" de leer el libro de la expresidenta, a raíz de que prefiere leer "cosas positivas, historias, ideas para la Argentina". 

Pese a que reconoció su preocupación por la coyuntura socioeconómica y la dificultad que tiene la gente para llegar a fin de mes, reivindicó su gestión, resaltó las obras de infraestructura realizadas y puntualizó en que las construcciones no hubieran sido posibles de no existir el trabajo conjunto que lleva adelante junto al Ejecutivo nacional. Nuevamente, apeló al libreto de Durán Barba: "el Gobierno anterior no nos atendía el teléfono".

Luego de inaugurar el Viaducto Mitre, el alcalde apuntó a finalizar los trabajos del Paseo del Bajo este mes y pronosticó que el año que viene "no va a quedar ninguna familia viviendo en el Riachuelo", en referencia a las obras con las cloacas que están llevando adelante en la zona. 

A la espera de los comicios en Córdoba, cuyo resultado será determinante para el devenir de la estrategia electoral a nivel nacional, la alianza oficialista se aferra a mantener la estabilidad cambiaria, celebra el leve repunte de la imagen presidencial en las últimas encuestas y aspira a llegar con mejores indicadores económicos a mediados de junio, cuando cierren las listas presidenciales.