En medio del flagrante repudio que generó en la ciudad de Rosario la decisión dirigencial de disputar el clásico entre Rosario Central Newells, por los Cuartos de Final de la Copa Argentina, sin la presencia de las hinchadas, se abrió una disputa mediática entre la gobernación de Santa Fe y la organización de la competencia futbolística más federal del país.

A través de un comunicado oficial, la administración del torneo achacó la lamentable resolución al gobernador de la provincia, Miguel Lifschitz. "La organización del torneo llevó adelante todos los pasos y ofreció distintas opciones para poder disputar el encuentro con ambos públicos. Entre ellas, la venta de entradas limitadas y nominadas, y la posibilidad de elegir la sede con mayores garantías para el desarrollo del partido. Sin embargo, desde la Gobernación rechazaron llevar adelante el clásico rosarino", dispararon.

En esta línea, el mensaje apuntó contra los organismos de seguridad del distrito, al asentar que "el espíritu de la Copa Argentina es jugar todos los partidos con ambos públicos", y que, en caso de no retrotraer la determinación, el encuentro "será el primero que se juegue bajo esta condición en la edición 2018, algo que atenta contra el espíritu de la competencia".

Del otro lado de la reyerta, inmediatamente salieron al cruce, para desmentir todo lo informado por la organización de la competencia, afirmar la voluntad de llevar a cabo el partido en la provincia y proteger al mandatario del Partido Socialista.

Con una acusación aguda, los encargados de la seguridad rosarina mostraron preocupación por la situación actual que atraviesa el fútbol argentino, y calificaron a los representantes del torneo como inmaduros, falaces y faltos de seriedad

De manera fulminante, exhortaron a la entidad oficial a que "aclaren la afirmación falsa que han hecho pública a través de medios oficiales, para poder continuar la relación que siempre hemos decidido tener con los organizadores del Torneo referido y poder seguir coordinando la realización de éste y futuros encuentros deportivos en beneficio de los simpatizantes y protagonistas del fútbol local y nacional".

La Copa Argentina se caracteriza por ser el único torneo en el país que habilita la asistencia de ambas parcialidades en todos sus partidos. El único antecedente de un clásico de tal magnitud en el certámen se dio en 2013, cuando Talleres y Belgrano se enfrentaron en el estadio Mario Alberto Kempes.

Precisamente, los equipos más populares de Córdoba disputaron el fin de semana el tradicional encuentro con las dos hinchadas presentes, terminando de esta manera con un período de cinco años en los que los clásicos de Primera División fueron contemplados únicamente por simpatizantes locales.