Fue quizás la mejor noticia que podía recibir el Gobierno en su intento por recuperar los votos perdidos. La detención de ex funcionarios de la anterior administración cayó como un regalo-¿inesperado?- en la Casa Rosada. El caso que destapó la ex mujer del chofer Oscar Centeno permitió que Cambiemos tome aire en un complejo segundo semestre.

Mientras la inflación y la caída de empleo se instalaban en la agenda de los argentinos, reapareció el timing perfecto de Claudio Bonadio para dar un golpe efectivo al corazón del kirchnerismo y sacudir, al menos por un rato, los planes de Cristina Fernández de reaparecer en escena con buenas noticias.

Bonadio, con estas detenciones de empresarios de primera línea y ex funcionarios, incluido el llamado a indagatoria de CFK, logró emular las escenas de los casos como los "bolsos de López” o la causa Ciccone que terminó con el ex vicepresidente procesado y con riesgo de volver a prisión.

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Apenas se conoció la noticia, las primeros cinco tendencias aparecían bien definidas en las redes sociales: "Comodoro Py”, "los cuadernos Gloria”, "Roberto Baratta”, "Oscar Centeno” y Cristina Kirchner". Mientras tanto, de fondo, el dólar daba un nuevo salto que pasó totalmente inadvertido.

La investigación de Diego Cabot en La Nación, entonces, logró sacudir la agenda con tópicos que festejan Marcos Peña y Durán Barba en Balcarce 50. ¿Podrá el gobierno aprovechar este guiño de la Justicia para mejorar la imagen de Macri en las encuestas? ¿Convencerá a sus votantes para retenerlos frente al desencanto por la corrupción? 

Oportunista, el Gobierno aprovechó la ola de detenciones de ex funcionarios kirchneristas y empresarios para renovar su contrato con los que eligieron al oficialismo en las últimas elecciones legislativas de 2017. Las encuestas revelaban a un Macri en picada arrastrando a la figura de Larreta y Vidal y una Cristina en ascenso. ¿Qué dirán los próximos números de las encuestas?

¿Cuál es el argumento del Gobierno para rechazar una connivencia con los fallos de Bonadio? La detención del empresario Javier Sánchez Caballero, de la empresa IECSA, mano derecha del primo del presidente Mauricio Macri, Ángelo Calcaterra.

En definitiva, desde el punto de vista político, el hecho de que el escándalo estalle ahora implica una "nueva chance” para el Presidente, con intenciones de renovar su gestión el próximo año. Al menos, le permite un cambio en la agenda, justo cuando empieza la peor parte de la recesión y el plan de ajuste a gusto del FMI.