Luego de un 2 a 0 frente a Kosovo, la Selección islandesa se metió al mundial de Rusia 2018 como abanderada del grupo I. En segundo lugar quedó el seleccionado de Croacia -que irá a repechaje-, mientras que Ucrania, Turquía, Finlandia y Kosovo verán la competencia desde afuera.

Lejos de ser una cuestión azarosa, la entrada de Islandia es el resultado de un largo proceso de transformación cultural y deportiva de la sociedad. Hace un par de décadas, las cifras de consumo de alcohol y drogas en adolescentes alarmaban a sus gobernantes que, con el fútbol como protagonista, cambiaron los hábitos de los habitantes. 

La transformación islandesa

Hace 20 años, el gobierno de Islandia se dio cuenta de que con simples charlas educativas no iba a cambiar las costumbres de la los chicos de entre 14 y 16 años, que encabezaban la lista de los más bebedores y consumidores de drogas de Europa. Entonces, decidieron repartir entre las familias 'Tarjetas de Ocio': 250 libras esterlinas por hijo destinados pura y exclusivamente a las actividades recreativas.

De esta manera, se forzó a los adolescentes a combatir el estrés con actividades y no con sustancias. Los niños comenzaron a pasar seis días de la semana entrenando. El deporte, con el fútbol como abanderado, se convirtió en un valor fundamental del país. Además, se sancionaron un conjunto de leyes para regular la edad de consumo. 

Las cifras que tanto preocupaban al país cayeron abruptamente. La cantidad de niños que pasaban tiempo con sus padres los fines de semana se duplicó, al igual que aquellos que practicaban alguna actividad deportiva más de cuatro veces por semana. 

Ni 38 a 38, ni comisión regularizadora

Es lógico pensar que cualquier cambio de este tipo en Argentina es "impensable". En nuestro país, toda decisión cuyos resultados no puedan verse uno o dos años después es de este carácter. Esta idea aplica tanto a la política como al fútbol. Torneo de seis meses, de un año, de 20 equipos, de 30 equipos, de 20 equipos de nuevo. 

La política llevada a cabo por Islandia está siendo replicada por todo el continente europeo y, en algunos lugares, ya se empiezan a ver los resultados. Es probable que pronto intenten ser aplicadas en nuestro país, donde el cortoplacismo es la principal amenaza para su fracaso.