El Círculo Rojo atiende una serie tópicos que preocupan en estos días. En medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, la mesa de poder alertó por los riesgos de avanzar con el plan de ajuste que propone el FMI para conseguir el desembolso de dinero que necesita el Gobierno para estabilizar la economía.

¿Cuál es la real preocupación? Un nuevo golpe en la imagen del presidente Mauricio Macri, en picada después de la corrida cambiaria, los tarifazos y las falsas esperanzas en torno a una inflación anual cercana al 15% (las consultoras privadas advierten que podría superar el 24%).

En este escenario, el periodista Marcelo Bonelli, una de las plumas que siguen en la Casa Rosada, reveló en el diario Clarín que el acuerdo con la entidad que conduce Christine Lagarde impone un recorte de más de $200 mil millones. Un condicionamiento sin grises.

Claro: cumplir a rajatabla con las condición de ajuste que sugiere el Fondo implicaría un catarata de ítems de la economía que se verían perjudicados. El más saliente sería la detención frente a un posible crecimiento del país, una mala noticia que golpea la puerta de Balcarce 50 con las elecciones del 2019 en el horizonte.

"El convenio recién empezó a negociarse y empezaron a asomar las primeras diferencias. La postura de burócratas de Washington implica una decisión concreta: abandonar el gradualismo”, contó Bonelli, ante la atenta mirada de una sociedad que expresa su malestar por los aumentos de precios y los incrementos en los servicios.

¿Y ahora? En la Casa Rosada, según confiaron a El Canciller, no estudian la posibilidad de ponerle fin al gradualismo, aunque reconocen que debe haber "un recorte de los gastos” para acomodar el déficit fiscal. Pero la principal alarma tiene nombre y apellido: la inflación.

Si el gobierno cumple efectivamente a rajatabla con todas las exigencias del Fondo, la inflación se vería en niveles que ni Marcos Peña ni Durán Barba quisieran escuchar. Miguel Ángel Broda lo dijo cara a cara con el ministro de Hacienda: "Según mi cálculo ya se proyecta por encima del 26%”.

De fondo, los diferentes actores que componen Cambiemos hacen su juego, algunos con mejor posición que otros. Federico Sturzenegger, titular del Banco Central, se animó esta semana a insistir con una meta del 15%, mientras que se subió al pedido de María Eugenia Vidal de pedirles a los empresarios un freno a los aumentos de los precios.

El que atraviesa su peor momento es Mario Quintana, vicejefe de Gobierno. El ladero de Marcos Peña sufrió la semana más dura desde que está en el terreno político: un golpe a su poder en la mesa chica con la designación de Dujovne al frente de nueve áreas y en el ojo de la tormenta por las denuncias de Jorge Lanata por su participación en Farmacity.

El Gobierno insiste en que lo peor ya pasó, pero el Círculo Rojo mantiene la calma y expresa las debilidades de las figuras que componen la alianza, mientras los gestos de debilidad y los rasgos de desconfianza de la sociedad están a flor de piel. Que empiece el Mundial cuanto antes, rezan en la Rosada.