Una vez que el coronavirus se propagó por todo el mundo, el tablero geopolítico apuntó la mirada hacia un solo país: China. Es que varios Gobiernos, con Estados Unidos a la cabeza, fueron contra el gigante asiático desde el origen del brote del COVID-19, hasta supuestos desmanejos informativos que permitieron la expansión de la epidemia, ahora ya considerada pandemia.

Al mismo tiempo, sin embargo, a la Cancillería china llegan cientos de cartas diplomáticas de distintos países, en agradecimiento al envío de insumos médicos y respiradores para hacerle frente al coronavirus. En concreto, el gobierno de Xi Jinping envió ayuda sanitaria a 127 naciones, ya sea a los denominados países "del tercer mundo" -incluida Argentina- como a distintas potencias europeas. Todos y cada uno de ellos, los recibieron con los brazos abiertos.

Esta asimetría geopolítica deja más interrogantes que certezas. ¿Es responsable China por la pandemia? O bien, tras el retiro de financiamiento internacional de Estados Unidos, cabe cuestionarse si podrá la República Popular romper la hegemonía mundial americana y disputarle, justamente a EE.UU., el título por ubicarse como la primera potencia global. Para responder esas consultas (y varias más) El Canciller reunió a analistas especializados en este país tan lejano como gigante.

Responsabilidades y fake news

Desde que se desató la pandemia, las noticias sobre China se multiplicaron. Así conocimos en Argentina la sopa de murciélago -el supuesto origen del virus que los epidemiólogos nunca comprobaron- y el mercado de animales en la ciudad de Wuhan. También cómo escaló la epidemia allí, que ya para las primeras semanas de enero registraba más de 40.000 infectados y que obligó al cierre total de esa ciudad con 11 millones de habitantes.

El director del Centro de Estudios Argentina-China de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Ignacio Villagrán, pide expresamente separar la paja del trigo para entender realmente qué pasó en el país asiático. "Es muy difícil seguir si en China hubo o no una campaña de fake news, porque hay intereses creados para regular la información por parte del gobierno, pero al mismo tiempo, hay una intención de generar información falsa que refuerce el estereotipo contra China", explicó el analista. "Lo único que hay en concreto son los registros oficiales. La publicación oficial da cuenta que el 12 de diciembre se detectó el primer caso, el 30 del mes ya se declaró la enfermedad en el país y un sólo día después, toda la data pasó a la Organización Mundial de la Salud", agregó.

"De ahí, a que hubo médicos que fueron silenciados por el régimen, es muy difícil. Sí puede haber pasado que no se haya tomado en consideración, quizás por la falta de casos clínicos para probarlo", completó Villagrán, quien vistó China hace seis meses. Y sin referirse directamente, el especialista abrió otro debate, luego de la muerte por Covid-19 del médico Li Wenliang, un oftalmólogo que intentó advertir sobre el virus y que, en teoría, fue amonestado por la Policía local.

La burocracia en China

Santiago Bustelo, candidato a doctor en Política Internacional por la Universidad de Fudan (Shanghai/China) considera que "hubo un problema de gobernanza".  Pero a diferencia de la creencia global, que apunta hacia la burocracia china, Bustelo pone el foco en el lugar inverso: la responsabilidad municipal.

"Es muy probable que en las primeras etapas de circulación hubo algún político que no quiso o no consiguió trasmitir la información 'hacia arriba', lo cual hizo que el virus se extienda rápidamente por distintas localidades", expresó Bustelo, quien asegura que la centralidad china y la supuesta mano de hierro de Xi Jingping es más un mito de Occidente que una realidad estatal. "En China hay un proceso de delegación muy importante", comentó.

El país asiático cuenta con 1.400 millones de habitantes. En otras palabras, hay 31 argentinas desparramadas por todo su territorio. "Es un sistema que es imposible gobernar por una sola persona", indicó.

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Fuego cruzado

"Lo llamo así porque es de donde vino", se justifica Donald Trump tras referirse al coronavirus como el "virus chino". Y en las decenas de conferencias que protagoniza, no se mueve ni un centímetro de su posición, pese a las críticas por xenofobia que recibe en su propio país.

El presidente de Estados Unidos, incluso, deslizó que China debería abonar un resarcimiento a todas las naciones por el brote del virus, algo que escaló hasta en nuestro país, cuando un ¿letrado? denunció a la República Popular por "genocidio viroso".

China tampoco se quedó atrás: el portavoz de la cancillería del país asiático instaló la idea de que el virus llegó a Wuhan por medio de militares estadounidenses. El cruce incluyó el retiro de periodistas y diplomáticos de ambos países.

Lo que ambos especialistas acuerdan es que estos cruces por el coronavirus esconde, debajo de la alfombra, un problema mayor entre las dos potencias económicas más importantes: una pelea por los avances tecnológicos, el big data y las instalaciones 5G.

"La pandemia terminó de cristalizar un pronóstico negativo que venía con serios problemas. Esto va a empeorar, porque en EE.UU. gana aún más fuerza la narrativa "anti-China": que es un régimen no confiable, que es liderado por un partido comunista, que no se comporta de forma responsable. Es decir, que se fortalece esa línea más dura de “los halcones” americanos, ya sean demócratas o republicanos", razona Bustelo, quien también fue coordinador de Análisis del Consejo Empresarial China-Brasil.

El especialista argumenta que el conflicto con China va a ser el elefante en la sala en las próximas elecciones norteamericanas, con fecha para noviembre del 2020. "Es probable que Trump enfatice contra (Joe) Biden de ser 'soft on China' (liviano sobre China)".

Disputa arancelaria

Villagrán, quien también se desempeña como coordinador del Grupo de Estudios del Este Asiático, insiste que no se denomine como una guerra "a la disputa arancelaria que existe entre estos países".

"Tanto la supuesta tardanza del gobierno chino, como la subestimación de parte de la administración de Trump, forman parte de la contigencia. La realidad es que hay una disputa arancelaria en la que EE.UU. pretende achicar su déficit comercial con China, entre otras cosas", completó.

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Ayuda sanitaria

Con el mencionado énfasis del "American First", la administración de EE.UU. quitó el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud. El gigante asiático se convirtió, así, en el primer aportante del organismo. No conforme con eso, su presidente anunció un aumento de la inversión, de casi 50 millones de dólares.

También se registra otra ayuda sanitaria: China repartió mascarillas, respiradores y barbijos por todo el mundo, en una mezcla de colaboración médica y 'paternalismo' diplomático. "Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea", fue el mensaje con el cargamento que arribó en Argentina. Pero no fuimos los únicos, ni los especiales. Todos los envíos provenientes de China contenían mensajes literarios de cada país destinatario.

"China está apuntando una agenda y tomando el liderazgo en lo que hace a la cooperación internacional", precisó Bustelo. La ayuda sanitaria crece en cantidad de consultas médicas, vía teleconferencia, y en la inversión para el desarrollo de una vacuna. "En este aspecto sí se puede decir que China se presenta en el mundo como una potencia responsable", agregó.

¿Se calza el traje?

La pregunta que queda flotando en el aire es saber si China puede (o no) situarse como la primera potencia mundial, y romper con el hegemonía unilateral de EE.UU. desde la caída del Muro.

En ambos analistas, por caso, reina la mesura. El candidato a doctor en Política Internacional por la Universidad de Fudan, sí destaca que "fue la primera vez a nivel global que los mercados asiáticos respondieron con menor volatilidad en el mercado que las bolsas occidentales, y la pandemia del coronavirus empieza a cristalizar el rol preponderante de epicentro dinámico que ocupa Asia del este".

Asimismo, Argentina podría verse beneficiada en esa bonanza oriental: desde el 2014 es socia "estratégica integral" con China, que se traduce en la coordinación de intercambios ya sea bienes, académicos o culturales. El gigante asiático es el segundo aliado comercial del país, sólo por debajo de Brasil.

"La relación con China es excelente", dice Villagrán. El analista asegura que en el gobierno de Macri se dejó "un poco de lado" en términos políticos la relación con el país asiático.
"La relación con China es excelente", dice Villagrán. El analista asegura que en el gobierno de Macri se dejó "un poco de lado" en términos políticos la relación con el país asiático.

Villagrán, por su parte, pone el freno en la cuestión militar. El director del Centro de Estudios Argentina-Chino comenta que esa faceta es vital, en materia de relaciones internacionales, para registrar el poder real de las naciones. "EE.UU. aún tiene un margen de ventaja muy amplio todavía en ese sentido. China, pese a ser una potencia en el régimen nuclear, tiene una menor capacidad operativas y menos bases militares, portaviones o submarinos militares".

En la tradición oriental, se remarca una frase para enfatizar la prudencia: "Aún es demasiado temprano para sacar conclusiones", dijo el líder chino, Zhou Enlai, en 1972, acerca de una consulta por la revolución francesa. Los analistas políticos insisten con eso mismo sobre un posible reordenamiento mundial: "Hay que esperar unos años para saber la película completa", concluyeron.