Carlos Kambourian se muestra como un ciudadano más que está harto de los políticos, y por eso decidió postularse él mismo para concejal en Malvinas Argentinas. Fue Director del Hospital Garrahan y trabajó en este distrito durante dieciocho años. Es pediatra y goza de un prestigio social inmenso que, dice, lo ayuda a “que la gente lo escuche”.

Sus participaciones mediáticas cargadas de críticas feroces al gobierno, durante la pandemia, se hicieron recurrentes. Opositor empedernido, dice, sin embargo, que Malvinas puede ser un municipio peronista, pero no kirchnerista.

Pide una economía más sana, un sistema de salud municipal como el que supo ser famoso en todo el país y, fundamentalmente, seguridad. Por eso es cercano a Cristian Ritondo y a Diego Santilli, dos de los grandes referentes del principal espacio opositor en esa materia. EL CANCILLER conversó con él en uno de los pocos y breves ratos en los que se toma un respiro de la campaña. 

¿Cómo te recibió tu primera campaña como candidato en Malvinas? 

La verdad es que la gente está muy enojada. Yo pienso muchas veces cómo hacen los políticos para entablar un diálogo con la gente. Por suerte yo hace siete meses que camino las calles de Malvinas y de mi llegada no puedo decir nada malo. Primero, la salud me acerca mucho a la gente, y segundo, soy alguien que viene de afuera de esa política con la que la gente está enojada. Ellos me escucharon durante un año y medio denunciar al kirchnerismo por el desbarajuste que se hizo en el país y acá en Malvinas Argentinas. Por eso yo tengo la ventaja de poder hablar con la gente y que me escuchen. 

Elegiste un distrito interesante, por decirlo así, para postularse por Juntos. Años de gobiernos peronistas... 

Elegí mi lugar. Trabajo hace diecisiete años acá en Malvinas, después fui presidente del Garrahan. Conozco baldosa por baldosa. Ahora, decís que Malvinas es un distrito peronista: es posible, sí, pero lo que no es es un distrito kirchnerista, y eso se siente en la calle. Hoy puedo decirte que la gente llegó a su límite máximo de tolerancia, porque en el 2021 vive sin cloacas, en el 2021 vive encerrada en su casa. Un pibe que quiere estudiar en el secundario o en la universidad no puede salir de su casa, tiene realmente serias limitaciones para desarrollarse. Así que yo elegí este lugar porque veo que hay que cambiarlo de manera urgente, ya no hay más tolerancia. Soy uno más de los vecinos que dice basta.  

Tenés muchísimas críticas y cosas que creés que hay que cambiar en Malvinas: ¿cuáles son las que te parecen más urgentes? 

Tres cosas fundamentales: la primera es la seguridad. Es indiscutible la seguridad como primera situación crítica en Malvinas Argentinas. Por eso me acoplé al laburo de Diego Santilli, porque claramente lo que se hizo en la Ciudad de Buenos Aires es trasladable a Malvinas, y muy fácilmente trasladable. No en palabras, sino en acciones concretas. El segundo puesto es, por supuesto, la salud. La salud en Malvinas tiene una estructura maravillosa, pero absolutamente parada, frenada, que hoy no tiene servicios para la gente. Si hoy uno va a un hospital de Malvinas, puede tener un turno de acá a siete meses recién. Uno no tiene un neurocirujano para su hijo, un gastroenterólogo. El tercer punto es el dinero en el bolsillo de la gente. La gente no puede comprar una leche porque no sabe cuánto le va a salir hoy y cuánto mañana. Desde un Concejo Deliberante, probablemente eso sea más dificultoso de cambiar. Pero yo apunto a un proyecto en 2023 con un equipo de trabajo que tiene toda la fuerza para hacerlo. 

Fuiste muy crítico del manejo de la pandemia a nivel nacional, ¿qué evaluación hacés en Malvinas? ¿Cómo se manejó la pandemia en el municipio?  

Del mismo modo que se manejó a nivel nacional: vacunando en lugares que no son aptos para vacunar, con pocas vacunas, con una distribución de vacunas absolutamente inequitativa. Yo me vacuné en Malvinas Argentinas. Para mi segunda dosis tuve que venir tres veces porque no tenían vacunas, me decían que me fuera a mi casa. El desorden nacional se tradujo perfectamente acá en Malvinas, y esto tiene que ver también con el pésimo sistema de salud que tenemos. Cuando yo trabajaba acá, Malvinas se había convertido en la capital nacional de la salud pública. Hoy es la capital nacional del desorden en salud.   

Decís que querés construir un proyecto para 2023. ¿Qué imaginás del Malvinas del futuro? 

Primero, con cloacas. Mirá qué simple, qué sencillo: imagino un Malvinas Argentinas donde uno pueda tirar la cadena en su casa y tenga una cloaca. Y que los chicos puedan tomar agua y las napas no estén mezcladas, que en vez de tomar agua mezclada con materia fecal, tomen agua. También imagino un municipio en el que la gente tenga la posibilidad de salir de su casa sin que la maten, ni siquiera te digo que no le roben, simplemente que no la maten. Hoy, vos caminás por el distrito y en cada manzana hay una persona que murió en una situación de inseguridad. También imagino un municipio iluminado y limpio de esa vieja política que tanto daño le hizo. 

Para cerrar, ¿qué margen ves para que Juntos de un golpe en las PASO del domingo? 

Estuve con Diego Santilli acá en Malvinas tres veces y la gente lo recibió maravillosamente bien y con mucha expectativa, sobre todo porque los índices de inseguridad en Capital bajaron drásticamente con su gestión. Estamos muy confiados y la gente está muy confiada de que se pueda hacer lo mismo acá en Malvinas. Así que a Diego lo veo ganador, sin lugar a dudas.