En Buenos Aires, la provincia más grande e importante del país, no existe el balotaje ni la segunda vuelta. A diferencia de lo que puede ocurrir a nivel nación o mismo en CABA, este domingo por la noche ya habrá una tendencia definitiva que indicará quién estará al frente por los próximos cuatro años.

Achicar la brecha de casi 18 puntos es una tarea, sino imposible, por demás difícil para la gobernadora María Eugenia Vidal. En las PASO, en una sorpresiva elección, Axel Kicillof se alzó con el 52,53% de los votos. La Gobernadora, fuertemente golpeada por la crisis a nivel nacional, quedó muy detrás, con el 34,67%.

Durante la campaña, Vidal se mostró pocas veces con Macri y levantó la bandera de la escucha. “Es difícil pero no imposible”, dejó entrever en reiteradas oportunidades, confiando en un batacazo. Más allá de una derrota, una mejor performance implicaría sumar más legisladores en el Congreso y preparar las bases para una oposición consolidada.

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Kicillof, con una amplia campaña por todas las localidades del interior de Buenos Aires, llegó confiado al domingo, apoyado sobre todo en el sur del conurbano, donde obtuvo triunfos muy altos. Por ejemplo, en Berazategui o Florencio Varela, los votos estuvieron en las cercanías del 60%.

Más allá de la gobernación

La provincia, como distrito único, renueva 35 diputados nacionales que vencen su mandato, de los cuales 12 son del FPV, 12 de Cambiemos (9 del Pro y 3 UCR), 6 del massismo, 2 de Red por Argentina, 1 Justicialista, 1 del Movimiento Evita y 1 del Frente de Izquierda.

La Cámara de Senadores también será renovada con el cambio de 23 legisladores titulares y 16 suplentes; 46 diputados titulares y 28 suplentes, divididos en 8 secciones electorales cuatro de las cuales eligen senadores y las cuatro restantes diputados.

En paralelo, Juntos por el Cambio pone en jugeo 69 municipios propios, sobre 135 comunas. Algunas de ellas claves, como La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Olavarría, Junín, entre otros.