El auge de los gobiernos de derecha en la región -iniciado alrededor de medio lustro atrás con el ascenso de Mauricio Macri al poder- parece estar en un lento proceso de agotamiento. Tras alcanzar una hegemonía casi absoluta con el Grupo Lima donde se agrupaban la mayoría de los gobiernos de Latinoamérica, una serie de resultados electorales dan cuenta de una modificación en las tendencias de la coyuntura.

La elección de Luis Arce como nuevo presidente de Bolivia con un resultado contundente fue un revés para los sectores que apostaban a consolidar con las elecciones el proceso iniciado con el desplazamiento a la fuerza de Evo Morales del Ejecutivo. En menos de un año, el MAS retornó al poder con un resultado casi plebiscitario.

En ese mismo sentido, la victoria aplastante del apruebo y convención constitucional en Chile puso en cuestionamiento el modelo del país transandino que fue presentado durante décadas como un ejemplo a seguir. Al mismo tiempo, dejó a Sebastián Piñera pendiendo de un hilo y, en paralelo al proceso constituyente, es esperable que se conforme una coalición progresista para recuperar el poder en las elecciones presidenciales de noviembre del año que viene.

En los próximos meses tendrán lugares distintos episodios electorales que confirmarán, o no, esta tendencia de cambios regionales. En primer lugar, las elecciones norteamericanas que definirán si Trump sigue al frente de la Casa Blanca o, por el contrario, Joe Biden se consagrará como jefe de Estado de la mayor potencia del mundo. Una derrota del republicano sería un respiro para gobiernos como el de Alberto Fernández, de relación tensa con Washington.

Por otro lado, el 6 de diciembre tendrán lugar los comicios legislativos en Venezuela. Si bien estas elecciones son fuertemente cuestionadas por su transparencia y legitimidad -la oposición no participará-, las mismas ratificarán el poder para Maduro y el chavismo, uno de los principales bastiones junto a Cuba de la izquierda regional.

Finalmente, el 7 de febrero se realizarán las elecciones presidenciales en Ecuador. Allí, una fórmula impulsada por el expresidente Correa -hoy exiliado del país- puede emular a Luis Arce y alcanzar el triunfo. De darse esta seguidilla de resultados, el plano regional volvería a mostrar un avance de los sectores progresistas y de la izquierda.