“Empezar por las últimas para llegar a todas”. Con ese lema, la comunicadora social Ana Sicilia teje redes en Twitter con otras mujeres que se suman a su iniciativa. Hace dos años da talleres de lectoescritura en cárceles y ya armó cinco bibliotecas en distintos penales de la Provincia, pero el 2020 le trajo un nuevo objetivo. Ahora recolecta libros con perspectiva de género para las cárceles de mujeres y quiere armar una biblioteca feminista en febrero en la Unidad 40 de Lomas de Zamora.

“La sororidad estuvo a flor de piel”, resume Sicilia a El Canciller. En menos de 24 horas, su pedido hizo efecto. Claudia Piñero, Florencia Freijo, Malena Pichot, Gabriela Borrelli, Ana Correa y otras escritoras feministas le garantizaron que donarán sus libros. Editorial Paidós también se comprometió a mandar una caja de cada autora que pertenece al sello. “Es una buena manera de acercarnos todas y ser parte de la misma lucha”, agrega.

Bibliotecas feministas en cárceles de mujeres, un desafío por la igualdad

La primera biblioteca la armó con más de 300 libros donados gracias a las redes sociales. Una la inauguró en una cárcel de máxima seguridad: “No sé si no será la primera en un penal así”, se enorgullece. De yapa, le pusieron Ana Sicilia de nombre.

En su mayoría, la población carcelaria carece de escolarización y es difícil que los presos se acerquen a la lectura de una manera recreativa. “Generar ese primer acercamiento es todo un desafío”, dice Ana. Pero deja en claro que lo que ella hace es “un granito de arena” y se necesita un programa estatal que esté sistematizado y garantice el acceso a la lectura en las cárceles. El paso siguiente, una vez que haya interacción entre los libros y los internos, es que la bibliografía esté actualizada. En las cárceles de mujeres, la actualización se traduce en bibliografía feminista.