La puesta en escena será notable. Seis días después de la marcha de Hugo Moyano, el Gobierno de Cambiemos se trasladará a pleno durante un día a la provincia de Salta. Tras la apertura que Marcos Peña y Juan Manuel Urtubey estarán obligados a compartir, Mario Quintana abrirá una jornada de siete horas que cerrará Rogelio Frigerio y que tendrá como animadores a otros diez ministros de Mauricio Macri.

Los hombres del Presidente volarán el martes junto a Carolina Stanley para participar del Primer Encuentro Regional del Norte del Plan Belgrano, el ambicioso diseño oficial para transformar el norte argentino. Pero el rol decisivo lo tendrá -por su tarea y por los días que corren- Guillermo Dietrich, el ministro de Transporte que avanza detrás del remanido objetivo de reactivar el Ferrocarril Belgrano Cargas. El ramal más extenso del país que atraviesa 14 provincias y se extiende a lo largo 10.800 kilómetros une las provincias del Norte con los puertos cerealeros de Rosario. Convertido en un fósil por el menemismo, su regreso es un anhelo de la clase empresaria que se convirtió en prioridad con la cruzada del ingeniero Macri para bajar el costo de la logística.

"Convertido en un fósil por el menemismo, su regreso es un anhelo de la clase empresaria"

La sombra del conflictivo Moyano se proyectará en el Centro de Convenciones que dispondrá Urtubey. No sólo por la comunión de los gobernadores con la Casa Rosada -lejos de las banderas y los bombos del 21F-, en la tierra del gran detractor que tiene el camionero entre los peronistas que gobiernan. También porque el objetivo del Presidente es rehabilitar 1600 kilómetros del ferrocarril que las cerealeras y las mineras necesitan como el agua para seguir exportando. En eso trabaja ya un grupo de empresas entre las que se destacan Techint y el Grupo Emepa del versátil radical Gabriel Romero.

Pese a que los intentos de resurrección del Belgrano Cargas llevan más de una década y de que Dietrich festeja haber renovado ya 400 kilómetros de vías, los pulpos sojeros como el ex senador Roberto Urquía no se pueden sentar a esperar: disponen de trenes propios, como el Nuevo Central Argentino, para trasladar lo que exportan. Si esta vez la recuperación se concreta, ¿será el Estado el que financie la ganancia privada de cerealeras y mineras o habrá algún tipo de aporte privado?

En un país que transporta el 95% de sus cargas en camión, el gobierno apuesta a multiplicar por cuatro el uso del tren. Sus ventajas serán publicitadas una vez más en Salta: es más económico, menos contaminante, con menos accidentes y liberado del factor Moyano. Es un recurso más, tal vez el principal, para mitigar el peso del gremio de Camioneros en la logística argentina. Avanza en paralelo al de los Bitrenes, el ensayo con un camión y dos remolques que corre también por cuenta de Techint pero todavía no fue aprobado.

Es un recurso más, tal vez el principal, para mitigar el peso del gremio de Camioneros en la logística argentina. 

Erosionar el poder de Moyano en las rutas ¿y perder puestos de trabajo entre los camioneros? no es una idea original de la alianza gobernante. Néstor Kirchner lo intentó en el tercer año de su mandato, cuando conformó una UTE entre empresarios y sindicatos que tenían idéntica misión a la que ahora asume Dietrich. La integraban un grupo de actores que hoy se siguen cruzando: Romero de Emepa, el Grupo Roggio, La Fraternidad, la Unión Ferroviaria, el sindicato de Camioneros y el consorcio chino de un magnate llamado Shi Ke Rong que estaba asociado con Franco Macri, el padre de Mauricio. Cuentan los amigos de Cambiemos que, cuando Shi Ke Rong vio el consorcio sindical que integraba el actual presidente de Independiente, se retiró y se llevó los 3000 millones de dólares que había prometido.

En 2012, con su esposo ya muerto y justo después de su pelea con Moyano, fue Cristina Kirchner la que intentó reanimar al Belgrano Cargas con Florencio Randazzo. Ahora es el hijo de Franco el que pisa el acelerador con la secreta esperanza de superar a su padre también en esto, desde el Estado. Experiencia le sobra.