El juez Carlos Rosenkrantz inicia hoy su gestión al frente de la Corte Suprema de Justicia. Su presidencia marca el principio una nueva era en el máximo tribunal del país, luego de once años de la influencia de Ricardo Lorenzetti, que ahora continuará en el tribunal como vocal.

La nueva administración buscará cambiar el perfil de la Corte e intentará jugar un rol menos político y más concentrado en lo netamente jurídico. Rosenkrantz procurará que su figura no tenga la atención mediática que supo tener Lorenzetti, quien por sus declaraciones y enemistades se ubicó como un jugador político central.

El flamante presidente del alto tribunal enfrentará, sin embargo, la desconfianza de sectores de la oposición y de los organismos de derechos humanos, que no olvidan su fallo a favor del 2x1 a represores. Además, heredará con el cargo la postestad de administrar la caja de la justicia, una importante fuente de poder.

Rosenkrantz administrará la caja de la justicia, una importante fuente de poder.

Como todos los martes, mañana habrá reunión de los ministros de la Corte y por primera vez en más de once años Lorenzetti no será quien la presida. Rosenkrantz comenzará a marcar su impronta en el tribunal en ese encuentro, secundado por la vicepresidenta del cuerpo, Elena Highton, la misma que tres martes atrás lo propuso para reemplazar al santafesino, para sorpresa de muchos.

En aquella reunión Rosenkrantz fue elegido por 4 votos a 1, ya que Juan Carlos Maqueda había votado por la continuidad de Lorenzetti. Ese día también se decidió adelantar el comienzo de su mandato al 1 de octubre, pese a que la gestión de Lorenzetti vencía el 31 de diciembre.

En este nuevo escenario, Rosenkrantz será presidente, Highton vice y Lorenzetti, Horacio Rosatti y Maqueda se desempeñarán como vocales durante los próximos tres años.

Rosenkrantz ingresó a la Corte el 22 de agosto de 2016, tras ser propuesto por el presidente Mauricio Macri, que intentó designarlo junto a Rosatti por decreto pero debido al rechazo unánime de la oposición, finalmente cumplió con el procedimiento legal de enviar su propuesta al Senado.

Tiene 59 años, es un abogado recibido con honores en la UBA, con un magíster y un doctorado en Derecho de la Universidad de Yale, que al entrar al alto tribunal se convirtió en el primer ministro de la Corte Suprema de origen judío de la historia argentina.