En su cuenta de Twitter, Macri sostuvo que "su investidura como presidente ahora carece de la autoridad de las urnas y también de credibilidad internacional". También lo acusó de intentar "escabullirse en la victimización", pero remarcó que "él no es la víctima, es el victimario" de lo que ocurre en su país.

Argentina firmó, junto a otros 13 países que integran el denominado Grupo de Lima, una declaración en la advierten que no reconocerán la legitimidad del presidente venezolano, electo en comicios que fueron duramente cuestionados por su escasa transparencia.

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Antes de Macri, otros funcionarios y dirigentes de Cambiemos se habían manifestado en las redes sociales contra Maduro, como los diputados Waldo Wolff y Fabio Quetglas y el director del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), Agustín Garzón, que apuntó directamente contra sus adversarios electorales: "El kirchnerismo defiende a Maduro y nos recuerda que apoya dictaduras y que nunca le importaron los derechos humanos".

Hoy, ningún miembro del Gobierno argentino estuvo en la asunción de Maduro. Tampoco estuvieron los principales líderes de la región. El mandatario venezolano solo estuvo acompañado por sus "amigos" Evo Morales (Bolivia), Daniel Ortega (Nicaragua) y Miguel Díaz-Canel (Cuba), además los presidentes de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y Osetia del Sur (un país no reconocido por Naciones Unidas), Anatoli Bibílov. 

Ni siquiera asistió López Obrador, que no firmó la declaración del Grupo de Lima. El mandatario mexicano, en espejo con Macri, pretende erigirse como un líder de izquierda moderada hacia afuera y se limitó a enviar un representante, al igual que Uruguay y China.

La relación bilateral entre Argentina y Venezuela está prácticamente rota desde la asunción de Macri, que capitaliza cada declaración de Maduro en su contra (ayer lo llamó "destructor"). Según Faurie, el vínculo "es extremadamente atenuado desde hace casi ya tres años" y en ese país hay una "delegación muy reducida" destinada solo a "atender a los argentinos que están viviendo allá y defender los intereses de las empresas argentinas".

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En tono diplomático, el canciller consideró que Maduro "es un hombre extremadamente vocal", que "se deja llevar por expresiones ridículas" y le advirtió que "en política, el que se calienta pierde". También, para desmarcarse de Bolsonaro, el funcionario remarcó que tanto Macri como su par chileno, Sebastián Piñera, "son dos líderes latinoamericanos que luchan para que en Venezuela haya democracia". 

El presidente de Brasil, en cambio, llegó a hablar de un posible "acuerdo bélico" con Estados Unidos para instalar una base militar en territorio brasileño, que ayude a contrarrestar la presencia militar rusa en Venezuela. Trump, sin embargo, todavía no se decide a rechazar abiertamente al gobierno de Maduro, siempre mantuvo una postura "dialoguista" y sus únicos gestos de "castigo" fueron sanciones a personas acusadas de participar de hechos de corrupción.