Alberto Fernández es consciente de que la lenta recuperación de la economía conllevará un gran desgaste. Es por ello que debe delinear una estrategia para dividir las responsabilidades y no concentrar todo en su imagen. El diseño institucional federal de nuestro país parece ser una solución para el candidato.

En el sistema federal las funciones del gobierno están repartidas entre los estados provinciales que se asociaron y las competencias delegadas en la nación. Un rasgo destacado, en la práctica, es que los diferentes ejecutivos nacionales para llevar adelante sus planes de gobierno han utilizado a los gobernadores, ¿de qué manera? Intercambiando obras y fondos por votos en el Congreso Nacional, ya que muchos diputados y senadores responden directamente a su jefe provincial.

Es lógico inferir que Alberto F. tendrá que seguir por esa senda de negociación con las provincias para avanzar con la gestión nacional. No obstante, el candidato parece dispuesto a darles un protagonismo más preponderante a los gobernadores. Las recurrentes fotos junto a ellos, su discurso en tono federalista y el reciente anuncio del gabinete federal suponen que las provincias serán protagonistas.

En este sentido, la idea es descentralizar la gestión del Estado Nacional con organismos con sede en las provincias y organizar periódicamente reuniones de gabinete en ciudades del interior. De esta forma, Alberto se asegura su propuesta de un gobierno de “un presidente y 24 gobernadores”. Esto le permitiría fragmentar el poder de cara a la sociedad para diluir las responsabilidades de lidiar con la pesada herencia macrista y la desgastante gestión que se avecina.

La relación de Alberto F. con los gobernadores le permite acumular poder hacia adentro del propio Frente de Todos.

 

Por otro lado, no hay que perder de vista que la relación de Alberto F. con los gobernadores le permite acumular poder hacia adentro del propio Frente de Todos. Cristina cuenta con estructura y votos, en menor medida Sergio Massa posee esos mismos atributos. Alberto es la cabeza del armado pero no llega con votos propios ni tiene organizaciones detrás.

Es por ello que el candidato piensa en construir su esquema de poder con los gobernadores para hacer contrapeso dentro de la coalición de gobierno. Es cierto que ahora es todo “amor y paz” dentro del Frente de Todos y que todos los dirigentes se encuentran tras un mismo objetivo: sacar a Macri del poder y recuperar la economía. Sin embargo, el propio ejercicio del poder traerá inevitablemente algunas diferencias y Alberto necesitará de los gobernadores para equilibrar fuerzas al interior de la fuerza política.

Dicho todo esto, hay un aspecto fundamental no debemos perder de vista: las funciones más cercanas a la gente las llevan a cabo los gobernadores. Se trata de la salud, educación, justicia e infraestructura. Ya sea por supervivencia personal o estrategia, que Alberto Fernández le otorgue un rol central a las provincias es un buen síntoma para todos.