En la Argentina ya hay más de 25.000 trabajadores de la salud contagiados por batallar en primera línea contra la pandemia del nuevo coronavirus. El Gobierno nacional declaró, a través de la Ley 27.548, de "prioritario interés nacional la protección de la vida y la salubridad del personal del sistema sanitario argentino", pero las infecciones, de forma inexorable por el ecosistema laboral al que ingresan todos los días, siguen acumulándose.

Seis jóvenes graduados de la carrera de Diseño Industrial de la UBA decidieron, apenas llegó el Covid-19 a la Argentina, lanzar un proyecto solidario para reforzar el resguardo de los más expuestos al brote. Despojados de cualquier afán lucrativo, comenzaron a fabricar un equipamiento para custodiar la salud de los médicos que deben intubar pacientes en las camas de terapia intensiva. Lo denominaron Aerosol Box.

¿De qué trata y para qué sirve el material confeccionado? Cuando una persona es intubada de manera endotraqueal, expulsa aerosoles: en el aliento, disemina una gran cantidad de partículas de saliva y tos, gotitas del virus que permanecen en el aire. El profesional debe meterse en la boca del paciente para practicar maniobras aéreas invasivas. Si el paciente está enfermo, ese aerosol, que posee una carga viral muy alta, se exparce por todo el ambiente y lo contamina. El Aerosol Box, entonces, es una caja de acrílico transparente, que se coloca sobre la cabeza del paciente para la intervención y logra encapsular las partículas, restringir su capacidad infecciosa y conseguir que el índice de contagiosidad sea menor.

¿Cómo surgió la iniciativa? "Una chica de nuestro grupo tiene una amiga que trabaja en el Hospital Pirovano y había visto cómo utilizaban este procedimiento en Taiwán para intubar pacientes. Ella le pidió si le podía fabricar algo similar para utilizar en el Pirovano. Entonces, empezamos a buscar proveedores que nos pudieran fabricar este modelo de acrílico, adaptado a las tecnologías disponibles. Logramos confeccionar un material que protege, entrega al médico 100% de visibilidad al momento de la intubación y es fácil de higienizar", cuenta a El Canciller Victoria Propato, una de las seis integrantes del proyecto.

Luego de haber pasado las habilitaciones del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), realizaron la donación al Pirovano. La recepción del personal sanitario fue "extraordinaria", los médicos comenzaron a recomendar el material y el grupo recibió un aluvión de pedidos. Comprendieron que era un elemento de seguridad esencial para los profesionales e iniciaron la producción a gran escala.

Desde entonces, fabricaron 165 cápsulas transparentes para más de 80 centros de salud de Alta Complejidad desperdigados en todo el territorio nacional. Apuntan a entregar 1.000 productos. Ya abastecieron a la mitad de los hospitales públicos de Tercer Nivel de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires y al 16% del total de sanatorios públicos con unidades de terapias intensivas a nivel nacional.

"El AMBA era el epicentro del brote y de ahí provenían todos los pedidos, pero hoy enviamos tres cajas a un hospital de Catamarca, ayer dos a un complejo de Neuquén y también a Salta. Estamos intentando expandirnos a todo el país. La semana que viene tenemos programadas 20 solicitudes más, en Bahía Blanca, Tandil y Mar del Plata", explica.

El exitoso material decantó en una creciente demanda. Sin embargo, en muchas ocasiones, el aspecto económico se volvió una barrera infranqueable para donar. En la actualidad cuentan con una larga lista de espera, porque el equipamiento es oneroso y sin dinero es imposible solventarlo.

"Al principio éramos nosotros seis recibiendo donaciones en cuentas personales. Realizamos un convenio con la fundación Horizonte de Máxima para transparentar las donaciones, que en su mayoría llegan de empresas. Un emprendimiento de aceite de oliva nos deriva todos los meses parte de sus ganancias y la empresa Oracle tiene un programa en el que si los empleados donan a una causa, ellos duplican la plata destinada a la organización solidaria", detalla Victoria.

Para ampliar las vertientes de financiamiento, apostaron a realizar rifas. En una de las primeras tandas, se encontraron con una sorpresa: el cantante Ciro Martínez se contactó personalmente con ellos, ofreció su ayuda y, luego de realizar un Live conjunto de Instagram, decidió donar una armónica firmada para que fuera sorteada como primer premio. Los jóvenes diseñadores acumularon $32.000 y pudieron fabricar varios Aerosoles Box.

"La devolución de los profesionales es muy buena, están muy contentos. Nos mandan fotos y videos agradeciendo, para seguir generando sinergia y que la gente siga donando plata", cierra Victoria. Una historia noble más, de esas que quedarán cuando la pandemia sea un recuerdo en el país.