Argentina atraviesa un momento de turbulencia producto de la incertidumbre que proponen las fluctuaciones del dólar, los avances de la oposición en el Congreso y las incipientes negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para solventar, al menos en palabras del Gobierno, esos desbarajustes. En ese escenario, la política ingresa en su etapa preelectoral en donde tanto el oficialismo y la oposición precalientan motores pensando toda decisión en términos del 2019 que se avecina.

En ese marco, el columnistas de La Nación Joaquín Morales Solá intentó explicar los motivos que llevaron a la Argentina a esta crisis, no financiera o política, sino de incertidumbre general en todos los aspectos. El programa de metas de inflación que comenzó cuando Alfonso Prat Gay era ministro de Hacienda y Finanzas, los avances de la oposición en el Congreso en las iniciativas del impuesto a la renta financiera y el retroceso del aumento de tarifas y la acefalía de un equipo económico cuyos nombres propios se alternan el protagonismo sin dar señales claras de quién está a cargo. Para Morales Solá, esos tres factores son los que explican por qué se rompió el cristal de la confianza (así se titula su columna dominical).

El rol de dirigentes opositores como Sergio Massa es crucial para entender el conflicto. El Frente Renovador consiguió que el Gobierno se sume a la iniciativa de gravar la renta financiera a cambio de los votos del massismo a la reforma previsional. "Es difícil explicar por qué se le cargó un nuevo impuesto al sector financiero justo cuando el Gobierno necesita de créditos para que su plan se mantenga a flote. Fue un castigo al banquero cuando se necesitaba al banco. No había terminado de hacer efecto esa decisión cuando todas las fracciones del peronismo presentaron el proyecto sobre las tarifas de servicios públicos, que claramente intenta modificar la crucial política tarifaria del Gobierno”, escribió Morales Solá.

"Es difícil explicar por qué se le cargó un nuevo impuesto al sector financiero justo cuando el Gobierno necesita de créditos para que su plan se mantenga a flote"

Morales Solá sostuvo que las negociaciones con el FMI son solo otra vertiente de este conflicto interno que impera hoy en la Argentina, donde el organismo multilateral no puede ser bueno o malo. "El Fondo es un problema político. Los gobernadores peronistas le aseguraron a Macri que el rechazo social al organismo en sus provincias es de entre el 80 y el 90 por ciento. Obra del relato cristinista. El Fondo Monetario no es bueno ni malo. Bueno o malo será el acuerdo que el Gobierno firme con el organismo”, explicó.

"El Fondo es también un organismo político. Es imposible que caiga en la contradicción de los inversores privados, que quieren que, al mismo tiempo, le garanticen un severo ajuste y la reelección en primera vuelta de Macri en las elecciones del próximo año. Lo dicen con palabras directas, sin rodeos. La política es más compleja que esa fórmula imposible”, concluyó.