Diego Lagomasino decidió contraatacar públicamente la jugada de Sandra Arroyo Salgado, que el viernes renunció a su querella en la causa que investiga la muerte de Alberto Nisman. El único imputado en ese expediente aseguró hoy que la decisión de la jueza de San Isidro es "inexplicable" pero no debería modificar la causa, y se hizo eco de las últimas revelaciones sobre el extitular de la UFI AMIA. 

"Es inexplicable por cómo se comportó como querella, siempre impulsando nuevas pruebas y teniendo un rol muy activo", sostuvo Lagomarsino en diálogo con El Destape Radio, que aseguró además que nunca supo "leer" la estrategia de la exesposa del fallecido fiscal, aunque aclaró que su salida "no debería cambiar en absoluto" la causa.

El técnico informático, dueño del arma que terminó con la vida de Nisman, sostuvo además que está "cada vez más convencido" de que el fiscal se suicidó, porque "no hay un solo indicio siquiera de homicidio" y, además, no se generó prueba en otro sentido, salvo el peritaje de Gendarmería, que sostuvo que fue hecho "con un libro de Edgar Allan Poe" y advirtió que será "motivo de investigación más adelante" porque lo que se hizo "es muy grave". Según Lagomarsino hay gente que "quiere que a Nisman lo hayan matado".

Pero dentro de su relato, el imputado apeló a un recurso que hasta ahora no había utilizado para enfrentarse con la querella que sostiene que el extitular de la UFI AMIA fue asesinado: las recientes revelaciones sobre su participación en la investigación del copamiento de La Tablada y una denuncia por acoso que se dio a conocer en el libro ¿Quién mató a Nisman? de Pablo Duggan.

"Yo a él lo había idealizado de alguna manera. Para mí era brillante, era un técnico espectacular. Pero empecé a ver aspectos que no conocía, como que acosó a una persona que era menor de edad en forma telefónica, durante ocho años, ahora este tema de la declaración por La Tablada" sostuvo, y remarcó: "Eran aspectos que me rompieron la imagen que yo tenía de él". Sin embargo, aclaró que no quería ahondar en la vida personal de Nisman porque "no tiene que ver con la muerte".

El libro de Duggan dio a conocer un caso de 1991 que hoy sería considerado acoso, pero que en ese momento no estaba tipificado de esa manera, y que tuvo la intervención del hoy camarista Martín Irurzun y el entonces fiscal Gabriel Cavallo. Según consignó la revista Noticias, en marzo de 1991 María Laura S., una abogada de 26 años, denunció que desde hacía 8 años recibía llamadas con relatos obscenos y amenazas. Luego de la investigación, a cargo de Irurzun y Gabriel Cavallo, se comprobó que provenían de la casa del padre de Nisman y que la voz era la del fallecido fiscal, que por entonces se desempeñaba como secretario en los tribunales de Morón.

Hace diez días, en el juicio que comenzó en San Martín por las desapariciones ocurridas entre el 23 y 24 de enero de 1989, luego que militantes del MTP tomaran el Regimiento de La Tablada, el militar César Ariel Quiroga -que se desempeñaba conduciendo una ambulancia dentro del cuartel- se quebró y denunció que le hicieron firmar en 1990 una declaración con hechos que él no vio, que lleva la firma de Nisman. De constatarse la veracidad de esa declaración, la versión oficial sobre de lo ocurrido durante la represión en La Tablada sería falsa.