"Bueno, se va a votar”, dice Michetti, a las dos y media de la mañana, y se ríe y hace chistes, porque tiene que explicarle a los senadores cómo apretar los botones. Mientras ella se ríe, una mujer en Argentina busca desesperada Misoprostol, agenda el número de una conocida de una conocida "que sabe de abortos”, sin saber qué le va a pasar cuando se ponga esas pastillas debajo de la lengua, si sangra o no, si duele o no, con sus amigas como única garantía. 

"Vamos, todavía”, dice Michetti cuando ve el resultado, diez minutos después. Lo mismo que dice una piba cuando ve una rayita sola en un test de embarazo, y festeja en el baño, porque ya sabía que no quería ser madre, pero no sabía para dónde correr si necesitaba abortar. 

"Imaginen si la mamá de Mozart le negaba a él la existencia”, dice el senador Mayans adentro, y afuera hay paneles de uso seguro de pastillas abortivas a cargo de médicas y carpas especializadas en violencia de género.

"El aborto siempre es una tragedia”, agrega Elías de Pérez, y afuera las mujeres que abortaron levantan la cabeza, ya no sienten miedo, ni vergüenza, porque ahora no están solas. 

"Mi voto es en contra porque soy conservadora y tengo mis años”, sostiene la senadora López Valverde, mientras afuera las pibas pidieron salir antes del colegio para llegar al Congreso, y usaron los recreos como búnker para preparar los carteles. 

"La propuesta de Diputados es increíblemente exagerada”, dice Pinedo, mientras un pibe le dice a una piba que exagerado es usar preservativo si total acaba afuera. Que no pasa nada. 

"No vamos a hacer menos trágico el aborto porque se haga en un quirófano”, dice Esteban Bullrich, mientras una piba sangra y se retuerce del dolor por las contracciones, después de ingerir Misoprostol, en su casa, con su novio y una amiga, que mucho no saben qué hacer, y están acostumbrados a ir al médico cada vez que se sienten mal.

"Las mujeres no quieren abortar”, dice María Belén Tapia, mientras la marea verde brota en Argentina y en el mundo, pidiendo por la legalización del aborto. 

Ganaron 38 senadores, en dos aspectos, que no son dos vidas: el aborto seguirá siendo clandestino y las y los jóvenes de este país recordarán sus apellidos cada vez que tengan que meter una boleta en las urnas. 

Se va la generación del "si abrió las piernas, que se joda” y llega la generación del goce como derecho, no como privilegio. La generación que abre las piernas y las cierra sin culpa, pero con responsabilidad. Afuera, glitter, juventud, agite, y conquista de derechos. Adentro, todo gris, gastado, viejo. El patriarcado se va a caer y los dinosaurios van a desaparecer.

Foto de portada: Manifiesta.