Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, los barbijos forman parte de los elementos de protección personal con los que debe contar el personal de la salud para la asistencia de casos sospechosos y casos confirmados de COVID-19. Por este motivo, las autoridades del Gobierno de la Ciudad comenzaron a tomar medidas en materia de bioseguridad, para que cada profesional pueda disponer de dicho recurso.

Entre los trabajadores de la salud se incluye a vigiladores, camilleros, enfermeros, médicos, rayos, personal que meneja ropa, limpieza, y laboratorio, quienes, además del barbijo, deben disponer de camisolín, guantes y protección ocular, para mantenerse a salvo.

Escasez mundial

Debido a la situación internacional, y tal como ocurre con el resto de los insumos y elementos de equipamiento médico, hay una escasez mundial en el barbijo con filtro de partículas N95, el que necesitan los trabajadores de la salud. En particular, se trata del modelo N95 FFP3 aprobado por la ANMAT.

"FFP3" refiere a Filtering FacePiece (máscara facial filtrante) por sus siglas en inglés, y el número "3" apunta al nivel de protección. En este caso, cuenta con un 98% de eficacia de filtración mínima, y 2% de fuga hacia el exterior. Asimismo, actúa contra distintos tóxicos de polvo, humo y aerosoles.

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A diferencia de los barbijos comunes o quirúrgicos, que son descartables y de un solo uso, estos pueden ser reutilizados hasta por 15 días.

Dada la urgencia por disponer de estos insumos para cuidar al personal de la salud, el GCBA aprobó un presupuesto de hasta 15.000 barbijos de este tipo para abastecer y proteger a los médicos de los 33 hospitales del distrito.

La semana pasada se autorizó la compra de los primeros 1.800 por $3.000 cada uno. Este fue el valor mínimo disponible en el mercado al momento de la adquisición, pero las autoridades informaron que llamarán a todos los proveedores disponibles para intentar conseguir los insumos a precios más económicos.