Días después de plantear que “a Martín Guzmán nadie lo votó”, el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés ‘Cuervo’ Larroque, volvió a la carga en el marco de una interna oficialista que cruje. “Alberto (Fernández) no se va a llevar el Gobierno a la mesita de luz”, planteó, al mismo tiempo en que apuntó contra los alfiles del presidente: “Acá los que están construyendo la derrota son Guzmán, (Matías) Kulfas y (Claudio) Moroni”.

Pero en su catarata de señalamientos, el referente de La Cámpora también proclamó: “El Gobierno es nuestro”. La determinación abrió la incógnita sobre a quién le pertenece. Más allá de la respuesta pública del jefe de Estado –que sostuvo que “nadie es el dueño del Gobierno, es del pueblo”– y de las acepciones más institucionalistas que indican que en el sistema presidencialista característico de Argentina quien ostenta la centralización del poder gubernamental es el Presidente, ¿de quién es el Gobierno?

En la estructura del Estado

Cuando el Frente de Todos asumió en 2019, el Gabinete nacional fue loteado. Con el pasar de los meses, se produjeron algunos cambios que procuraron mantener la correlación de fuerzas inicial, pero en donde también hubo algunos desvíos. En tanto, la configuración de las carteras nacionales hoy sigue estando repartida.

Así, existen cristinistas de pura cepa –como Jorge Taiana, Wado De Pedro, Tristán Bauer, Daniel Filmus, Jaime Perzcyk–, aliados naturales –Elizabeth Gómez Alcorta– y excamporistas –Juan Cabandié–. Entre ellos, suman siete lugares, que frente al único ministerio massista, dirigido por Alexis Guerrera– parecen una gran cantidad, ¿pero en relación al sector del jefe de Estado?

Entre los ministros del albertismo puro –Martín Guzmán, Santiago Cafiero, Matías Kulfas, Juan Zabaleta, Gabriel Katopodis, Carla Vizzotti, Claudio Moroni y Matías Lammens–, aquellos a que la coyuntura los ubicó cerca del mandatario –Juan Manzur y Julián Domínguez– y los que en su momento estuvieron cerca del kirchnerismo pero hoy reivindican la línea del presidente –Aníbal Fernández, Jorge Ferraresi y Martín Soria–, Alberto Fernández tiene detrás suyo a 13 de los 21 integrantes del Gabinete. A su vez, todo el equipo económico está bajo su órbita de influencia.

De ese equipo también forman parte otros alineados con el abogado y profesor de la UBA, como Miguel Pesce (Banco Central) y Mercedes Marcó Del Pont (AFIP). Pero, sin embargo, en lo que respecta a organismos del Estado dependientes del Poder Ejecutivo, la dominancia del kirchnerismo es innegable. El sector encolumnado detrás del Instituto Patria no solo conduce mayor cantidad, sino lo más importantes en términos de caja, como ANSES (Fernanda Raverta) y PAMI (Luana Volnovich). Así, del total del presupuesto asignado para el sector publico nacional, la rama de la expresidenta controla más de las dos terceras partes.

En los votos

Para Larroque y otros tantos, la gestión de Alberto pone en juego lo que el teorema del “sin Cristina no se puede, pero con Cristina sola no alcanza” daba a entender de forma implícita: que el capital político que se ponía en juego era, mayoritariamente, de la expresidenta. Lo que en los albores del experimento frentetodista todos asumían pero nadie decía en público, con la efervescencia de la interna comenzó a salir a la superficie. Ahora, directamente lo postulan en los medios sin escrúpulos.

Pero, ¿quiénes son los “dueños de los votos”? La última experiencia en donde las tres patas mayoritarias del FDT fueron por separado fueron las elecciones de medio término de 2017, donde Cristina Kirchner, Sergio Massa y Florencio Randazzo –con Alberto como jefe de campaña– se debatieron en la provincia de Buenos Aires. “Eso me parece que fue relativo”, afirma Juan Mayol, director de la consultora Opinaia, quien marcó que, como se trató de otra configuración del escenario, las menciones a ese antecedente por parte del kirchnerismo “tienen que ver más con la chicana política que con algo que se acerque a la realidad”.

Sin embargo, el consultor aclaró: “Si bien los votos, cuando se cuentan, no tienen marcado de dónde provienen; nosotros podemos dar cuenta a partir de nuestras mediciones que dos terceras partes del voto a través del cual Alberto llegó al Gobierno provienen del sector que se referencia en Cristina”.

En tanto, para Mayol, es cierto que el gran caudal electoral lo aportó la Vicepresidenta. “Pero es una verdad relativa, en el sentido de que si no se hubiese acordado esa alianza, no habrían ganado la elección”, señaló en diálogo con El Canciller.

Aún así, marcó que también es observable la merma en el volumen de votantes que elegirían al kirchnerismo respecto a cuatro años atrás. Aunque, como el Frente de Todos “perdió una gran parte del caudal electoral” en general, “se mantienen esas proporciones”. La coalición gobernante, según Opinaia, “tiene un piso del 25% y un techo que no es el 48% que obtuvieron en 2019, sino que está más cerca del 35%”.

Esa pérdida, a criterio de Mayol, “es un poco lo que se vio en el voto de las legislativas 2021”, la última instancia previa a lo que serán las presidenciales de 2023, donde la correlación de fuerzas de las tres accionistas mayoritarios del espacio volverá a ponerse en juego. Sobre esto, el consultor aseguró: “En un escenario muy prematuro de una gran PASO, Cristina y otros referentes del kirchnerismo cercanos a ella duplican los votos que tendría Alberto”.